El consumo en exceso de este tipo de bebidas está asociado a diversas enfermedades, como la obesidad y la diabetes tipo 2. El consumo de bebidas azucaradas favorece la ganancia de peso, ya que aportan una importante cantidad de calorías vacías, y apenas producen saciedad. El riesgo de obesidad, además, está asociado al consumo de refrescos, pues estos favorecen el aumento de la adiposidad, lo cual se relaciona directamente con la diabetes tipo 2.
Las bebidas azucaradas aportan azúcares de absorción rápida, que generan un aumento de la glucosa en sangre tras las comidas, y altos niveles de insulina, favoreciendo la aparición de diabetes tipo 2. Además, el contenido el fructosa aumenta el riesgo de algunas enfermedades cardiovasculares (dislipemias, aterogénesis,…); y alguno de los aditivos, como el colorante caramelo (E-150d) provoca resistencia a la insulina.
Se debe aclarar que el consumo de zumos de fruta azucarados tiene el mismo efecto que las bebidas azucaradas en cuanto al aumento de los niveles de glucemia y con ello el riesgo de diabetes mellitus tipo 2. Sin embargo, se recomienda el consumo de zumos de frutas recién exprimidos sin azúcares añadidos.
En el caso de las bebidas refrescantes edulcoradas con aspartamo, uno de los edulcorantes artificiales más utilizados en refrescos “light”, se ha observado que a pesar de ser un edulcorante que no aporta energía en forma de azúcares, sí que posee efectos similares que el azúcar incrementando los niveles de insulina y glucosa tras su ingesta.
Las bebidas con edulcorantes artificiales, al igual que las bebidas azucaradas, desplazan de la dieta a otras bebidas más saludables. Otro de los problemas derivados del consumo de bebidas con edulcorantes artificiales es que aportan un sabor dulce que, generalmente, lleva a una dieta de peor calidad. Los consumidores de estos refrescos edulcorados a menudo evitan alimentos más saludables que son menos dulces.
El consumo de bebidas azucaradas se ha visto incrementado considerablemente entre niños y adolescentes, desplazando de la dieta a otras bebidas como la leche. El consumo continuado de refrescos con o sin cafeína, parece tener un efecto catabólico sobre los huesos de niños y niñas, provocando lapérdida de masa ósea. Este efecto no está directamente relacionado con una disminución de la ingesta del calcio, pero si está directamente relacionado con una menor ingesta total de proteína.
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